miércoles, 8 de julio de 2009

El deseo hecho realidad 1ª parte

Viernes 3 de Julio de 2009
.......

Helena:
estoy atacada, me muero por conocerte y mañana es el gran día

Roberto:
sí, esclavita
Roberto:
por fin mañana podremos cumplir nuestras fantasías después de todos estos meses.
Roberto:
Recuerda el ritual. Ya sabes que no podrás hablar, sólo podremos comunicarnos por señas hasta que yo me corra. Repasémoslo.

Helena:
Cuando llames a la puerta del hotel, abriré y sin mediar palabra te desvestiré. Luego te cogeré de la mano y te llevaré al baño donde lavaré tu sexo.
Helena:
Aunque la verdad es que no sé si podré contenerme y decirte las ganas que tenía de ser tuya.

Roberto:
Esclavita, no me estropees la fantasía. Soy tu amo y tendrás que hacer lo que yo te diga. No puedes hablar y punto.

Helena:
Sí, vale, perdona. Sigo
Helena:
Una vez te lave, te llevaré a la silla o sillón que haya en la habitación para que te sientes. Te serviré una copa, te la daré y a continuación me arrodillaré entre tus piernas para hacerte una mamada que te lleve al orgasmo.

Roberto:
Muy bien, esclavita. Una vez me corra, podremos hablar.

Helena:
OK
Helena:
Hoy salgo antes del trabajo.

Roberto:
Sí, yo también. Yo me voy ahora mismo.
Roberto:
Esclavita, te veo mañana.
Roberto:
Te quiero

Helena:
Yo a tí también, mi amor.


Sábado 4 de Julio de 2009

Suena el teléfono

Helena:
Hola

Roberto:
Dónde estás?

Helena:
En el hotel, en la habitación 911.

Roberto:
Estaré allí en 15 ó 20 minutos.

Helena:
Aquí estaré esperándote.

Mientras llegaba Roberto, acabé de arreglarme. Me había pedido que le sorprendiera con el vestuario pero era imprescindible que llevara stockings.
Había decidido vestir de negro para la ocasión. Llevaba un vestido negro de rejilla, stockings negros, y tanga negro.

Llaman a la puerta....uff que nervios.
Abrí y le ví por primera vez. Era justo como le imaginaba, grandote, con su perilla y con cara amable.
Le extendí la mano y le hice pasar a la habitación. Sin mediar palabra ninguno de los dos, me besó. Le quité la ropa y seguidamente le llevé al baño dónde lavé su sexo como marcaba el ritual. No paré de sonreir y de mirarnos en el espejo mientras le lavaba.
Una vez acabé de hacer esto, salimos del baño y le invité a sentarse con un gesto en la silla que tenía preparada para él. A continuación le preparé la bebida que me había pedido, se la dí y me arrodillé frente a él para adorar su sexo y hacerle explotar de placer.



Le chupaba deseosa su ingle, sus huevos y su polla. Le puse los diferentes lubricantes que llevaba para jugar y le masajeé sin parar su sexo. No podía creer que después de tantos meses le tuviera allí delante y pudiera hacerle lo que habíamos hablado tantas veces.
Mientras yo le hacía todo esto con todo el placer del mundo, el se tomaba su bebida y disfrutaba de las vistas....tenía a su esclavita arrodillada ante él.

Después de un rato largo me pidió que me levantase que debería tener las rodillas doloridas. Yo no quería. Me ordenó nuevamente levantarme y me recordó que él era quién tomaba las decisiones y yo me debía limitar a obedecer.

Me levanté y me dijo que ya podía hablar, pero yo no era capaz de decir nada mientras le miraba todavía alucinada. Al final le pedí el abrazo con el que tanto había soñado.

Nos fuimos a la cama. Roberto se tumbó bocarriba y yo me puse frente a él sentada sobre sus muslos. Lo primero que me dijo fue: "Qué guapa eres, Helena!". Me abalancé sobre él y empezamos a besarnos.



Nos besábamos, nos abrazábamos, nos comíamos el uno al otro, follábamos una y otra vez. La noche fue mágica aunque corta, pero sabíamos que el lunes volveríamos a vernos.

El domingo fue día de reflexión para mí. No podía creer que había estado con un hombre que sabía como tratar a una mujer en todos los aspectos. Estaba en una nube.

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